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Ghost. We're all haunted here.

jueves, 1 de agosto de 2013

Jaleo

Te invito a que cambiemos de planeta
y a dormir en las aceras.

El agua de la ducha se le ha quedado atrapada en el pelo negro y corto y se escapa ahora en forma de gotitas por la curva de su cuello y sobre el puente de su nariz, huyendo de la toalla o yendo a reunirse con la que le cuelga sobre el pecho. El piso en general es una mierda, pero en la ducha el agua sale caliente y  la presión es genial. Se mira al espejo y ha adelgazado y en realidad ese corte de pelo le queda mejor de lo que pensaba. Los ruidos de fuera podrían ser los gorjeos de un niño y una risa femenina, pero no. Porque no tienen niños y porque Laura no se ríe así, y a la otra no se la imagina riéndose (le da un poco de miedo, la otra, porque la mira como si fuera un animalito, como si le dijera entretenme).

Louie está sentado en su cama con esa sonrisa alargada y los tobillos cruzados, unos vaqueros y una camiseta con el nombre de un grupo que ella no ha visto en la vida. Se ríe de su susto y añade, mientras le da vueltas a un mechero entre los dedos que

-Joder, podría haberse caído la toalla, ¿no? Me hubieras hecho feliz.
-Vete a la mierda, Louie. -Se está poniendo roja en la zona de los pendientes y en la base del cuello, y si no hiciera tanto frío las mejillas y la barbilla también. Es sólo cuestión de tiempo, en realidad, que se ponga roja como un tomate por encima de la tela.-¿Qué quieres?
-¿Te vienes de fiesta?

Los ojos de Cher se agrandan un poco en las comisuras mientras alza una ceja, porque sí, sí que quiere salir, claro que quiere salir, que ella nunca ha salido por la ciudad, pero se supone que no pueden en un par de semanas.

-No podemos.
-Yo sí. -Las cicatrices sonríen y él también.- Así que si sales conmigo, puedes.
-¿Viene Gabe?
-Nah, no le gusta el ambiente.

Y ya está. Es una pena porque a Cherry le cae bien Gabe, aunque la mire como si la odiara, porque mira así a todo el mundo y es un poco solitario y se ría con Louie de chistes privados en voz baja a las cuatro de la mañana. Intuye que es el más difícil de todos (excepto la otra, pero la otra sigue dándole algo de cosa) y que hay algo debajo de sus veinte sudaderas que late como si fuera un corazón y no acaba de serlo por entero. Pero no le gusta el ambiente y es Louie el que le deja espacio para que se vista y la espera en la puerta, y sonríe cuando la ve arreglada.

La lleva por ahí y se emborrachan y hablan un poco de todo, de los huesos de la cadera de Louie y de aventuras que supone nunca han pasado en realidad. Él le pregunta por sus amigos de Crenbay y es la primera vez que habla de ello sin problemas, porque comparten un cigarrillo en la puerta de un local bastante sucio y es muy fácil hablar con él cuando se agacha un poco y te mira a los ojos y te sonríe, o te pone una mano en la cintura de esa manera que sabes que está ligando pero te da un poco igual. Es fácil y es fluido y es un poco lo que ella estaba buscando cuando se largó de casa.

También le saben los labios a esa libertad seca, a tabaco y a alcohol, y sigue con la mano en su cintura cuando llegan a casa, y se ríe entre sus sábanas, pero los ojos le dicen no te olvides de que soy un cabrón y no te esperes nada mañana, y a Cher le da enteramente lo mismo, porque ni lo quiere ni lo esperaría, y ya lo sabe, así que se deja clavar en el colchón y luego se duerme tranquila, el sabor del alcohol y de la piel de Louie en el fondo de la garganta, un sonido de tacones ahogados a lo lejos y él yéndose a su habitación.

La mañana siguiente se escucha turbia -una voz de soprano llena de reproches, la risa ronca de Louie en un desafío y los pasos ligeros de Gabe saliendo por la puerta como intermedio- entre sus sábanas, pero no se mueve hasta mediodía. Para qué.

1 comentario:

  1. An, an, an, tienes que continuar esta historia, que me gusta demasiado.
    Tengo mucha curiosidad por saber qué les pasa y qué pasa después de esto. Porque no me fío nada de que realmente no les importe. Y... las cicatrices de Louie tienen encanto.

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